martes, 8 de diciembre de 2015

Olor a tierra mojada - José Vicente Ortuño


Refugiados bajo un saliente rocoso, un padre y su hijo observaban la lluvia.
—¡Papá, cae agua del cielo! —dijo el joven.
—Sí, hijo, por fin llueve —respondió el adulto.
—Es muy raro, ¿verdad?
—Hace unos siglos era natural, formaba parte del ciclo climático.
—¿Por qué dejó de llover? —preguntó el joven, sin llegar de entender lo que decía su padre.
—Porque la humanidad creció de forma desmesurada, consumió los recursos del planeta, destruyó los bosques que generaban el oxígeno y contaminó la atmósfera con gases venenosos. Todo ello hizo que el clima se estropeara. Pero la naturaleza es sabia y, poco a poco, está volviendo a la normalidad.
—Ah, ¿y ya está arreglado?
—Sí. Verás hijo, cuando el clima cambió el noventa y nueve por ciento de los habitantes de la Tierra murieron y…
—Pero nosotros no morimos —interrumpió el joven.
—No, nuestros antepasados se adaptaron volviendo a sus raíces.
—Entonces ¿la Tierra volverá a ser tal como cuenta el abuelo?
—Sí, dentro de algunas generaciones volverá a ser como era antes de que la humanidad la devastase. Y las plantas y animales repoblarán el planeta por completo.
—¿Y si se estropea otra vez?
—No hijo, eso no volverá a pasar, porque nosotros no vamos a dejar que suceda de nuevo. ¡Mira, ya no llueve! Volvamos a casa.
—Sí, papá.
Los bosquimanos salieron de su escondite y caminaron por la sabana, disfrutando del exótico olor a tierra mojada.

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