viernes, 14 de agosto de 2015

Estimados colegas, ¡hay extraterrestres! - Daniel Antokoletz


El doctor Lester se para frente al estrado y apoya sus manos sobre él. Sabe que va a estar varias horas frente a su auditorio y que necesitan su apoyo. Cinco años le llevó la investigación, y otro tanto conseguir que los científicos del Centro Internacional de Investigaciones le dieran una audiencia.
—Estimados colegas, luego de varios años de investigación —comenzó con su anuncio—, según los análisis de ADN que estuve analizando, he logrado demostrar, sin lugar a dudas, la existencia de seres extraterrestres viviendo entre nosotros. —Hace un silencio para dar dramatismo a su afirmación.
—Sabe nuestro reglamento. ¿Tiene las pruebas? —dice un científico anciano en primera fila—. ¿Las ha traído para que podamos comprobarlas?
—¡Por supuesto! —replica Lester señalando su notebook, un analizador de ADN portátil y una heladera criogénica—. Podemos realizar pruebas aquí mismo. Por ejemplo, podemos establecer un patrón con la sangre de uno de ustedes y compararlas con las que he obtenido de un espécimen que llegó a la morgue hace poco tiempo. 
El anciano se pone de pie. Se acerca al estrado dejando su brazo al descubierto.
Lester extrae un poco de sangre y la pone en el analizador. Mientras espera muestra sus estadísticas. En pocos minutos aparecen los datos en la pantalla. El científico se paraliza al observar los resultados.
El anciano chasquea sus dedos y, de la parte trasera del  anfiteatro, tres rayos convergen en los equipos de Lester, vaporizándolos.
—Pero… ¡Qué diab… —protesta el científico.
—Doctor Lester. No necesitamos que ningún listillo demuestre nuestra existencia —dice el anciano mientras se acerca quitándose el disfraz de humano—. Personalmente, sé que existo.

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